3. La formación y la accidentabilidad

Como indicamos en la introducción al proyecto, es común entre quienes se interesan por la seguridad y la salud en el trabajo que se comparta el interés por la formación como una de las acciones importantes para afrontar la accidentabilidad en el sector de la construcción.

Esta ha sido una gran motivación para los agentes sociales que, en el caso del sector de la construcción, acordaron un Convenio General del Sector en el que se hace un gran énfasis en la formación en materia de seguridad y salud.

Si bien, la relación entre formación, información, concienciación y accidentalidad no es sencilla. Es decir, no existe una fórmula que relacione cada uno de esos términos y establezca, de manera tangible, un resultado positivo para la seguridad.

Programa de la Jornada Técnica del Sector de la Construcción 2019: Retos e Innovaciones

La formación en seguridad y salud, especialmente en el sector de la construcción, constituye un asunto  de absoluta actualidad, que se pone de manifiesto en diferentes jornadas sobre la materia, como la Jornada Técnica del Sector de la Construcción, celebrada en septiembre de 2019, con el título “Retos e innovaciones”, y organizada por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST).

Vídeo de la jornada sobre construcción del 25 de septiembre de 2019

 

 

En ella participaron representantes de la Administración, de los agentes sociales y de empresas reconocidas. Se trataron temas como:

  • La integración de la PRL en las obras.
  • Los trabajos en cubierta, como parte de una campaña de concienciación.
  • La implantación de sistemas de modelado de información de construcción (Building Information Modeling, BIM).
  • El uso de drones.
  • La innovación en protecciones individuales y colectivas.
  • La industrialización de la construcción.
  • Los sistemas de eficiencia energética en la construcción (Passiv Haus).

 

Captura del vídeo BIM es el futuro de la construcción

 

Los agentes sociales presentes apuntaron hacia aspectos tan importantes como promover la formación y la concienciación.

También se trataron aspectos técnicos, como la campaña de trabajos en cubierta.

Del mismo modo, es fácil concluir, a partir de los contenidos un aspecto relevante: la incorporación de tecnología e innovación en el sector introduce nuevas oportunidades pero también  nuevos riesgos.

Se constatan cambios en el, sector, de ahí la necesidad de insistir en la necesidad constante de invertir en formación.

    1. La accidentabilidad en el sector de la construcción

De acuerdo con el informe de Accidentabilidad en la Construcción 2017, elaborado por el Observatorio Industrial de la Construcción, de la Fundación Laboral de la Construcción (FLC), la evolución del índice de incidencia de los accidentes de trabajo es la siguiente, en una comparativa entre los diferentes sectores de actividad:

Fuente: Informe de Accidentabilidad en la Construcción 2017

Fuente: Informe de Accidentabilidad en la Construcción 2017

 

Fuente: Informe de Accidentabilidad en la Construcción 2017

 

 

Se observa una disminución del índice de incidencia superior al 38% en los últimos 10 años.

Por otra parte, si nos atenemos a los datos de 2018 del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, puede observarse una tendencia ascendente respecto a los accidentes en jornada con baja.

Fuente: Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social. Resumen de resultados.

 

Por todo ello, se constata la necesidad de avanzar y mejorar las diferentes medidas que se han implantado y las que se deberán incorporar, siendo las formaciones específica una de ellas.

 

    1. Accidentes con alto potencial de gravedad

La Pirámide de Bird, denominada también pirámide de accidentalidad, establece que por cada accidente mortal que ocurre en una empresa previamente han sucedido un número determinado de accidentes graves, leves e incidentes. La conclusión de esta teoría es que para eliminar o reducir los accidentes más graves se deben prevenir los accidentes leves. 

La base de la pirámide está constituida por las condiciones inseguras de trabajo, que son potenciales factores de riesgos. Su cuantificación no es sencilla ya que cuando ocurre un accidente puede haber detrás una o varias condiciones o actos inseguros.

El siguiente nivel de la pirámide muestra que, por cada accidente mortal, se han producido 600 incidentes donde el trabajador no sufrió ninguna lesión o daño.

El tercer nivel de la pirámide establece que, por cada accidente mortal, se han producido 30 accidentes leves, donde se producen daños materiales, con o sin lesión al trabajador.

El cuarto nivel, antes de llevar a la cima de la pirámide, relaciona que para que ocurra un accidente fatal tienen que haber sucedido 10 accidentes graves.

Por lo tanto, para llegar a la cumbre de la pirámide, es decir, que se haya producido un accidente fatal, según la teoría de Bird, establece que anteriormente tienen que haber sucedido 10 accidentes graves, 30 leves y 600 actos o condiciones inseguras.

Las políticas de seguridad y salud de las empresas basadas en esta pirámide centran sus esfuerzos para conseguir prevenir los accidentes mortales o graves de trabajo en reducir los accidentes e incidentes leves representados en la base de la pirámide. Pero este sistema de trabajo, ¿garantiza realmente la prevención de los accidentes graves o incapacitantes?

 

Imagen de la “Lo esencial de la prevención de los accidentes graves, mortales y tecnológicos mayores”. Institut por une culture de sécurité industrielle (ICSI).

Imagen de la “Lo esencial de la prevención de los accidentes graves, mortales y tecnológicos mayores”. Institut por une culture de sécurité industrielle (ICSI).

El ICSI (Institut por une culture de sécurité industrielle) propone cambiar el enfoque de la tradicional Pirámide de Bird. Este organismo reinterpreta la Pirámide transformándola en un “diamante de la prevención” haciendo hincapié en la prevención de los “sucesos con un alto potencial de gravedad” para prevenir la consecución de los accidentes graves y mortales.

Según este enfoque las empresas tienen que hacer frente a:

  • Accidentes de trabajo frecuentes y leves.
  • Accidentes de trabajo graves y mortales.
  • Accidentes industriales mayores (poco frecuentes pero que pueden afectar a los trabajadores, a las instalaciones a la población y al medio ambiente).

El objetivo de la Política de Seguridad y Salud de las empresas, según esta teoría, se centraría en controlar los riesgos más importantes (graves y mortales) ya que son estos los que suponen una amenaza real para la seguridad de los trabajadores, por lo tanto hay que centrarse en:

  • Los sucesos graves que hayan sucedido para que no vuelvan a suceder.
  • Los sucesos con un alto potencial de gravedad. Estos se obtienen del número total de incidentes que hayan sido notificados, son los llamados “diamantes”.

La empresa tiene que establecer un procedimiento de notificación, clasificación y análisis de los sucesos con alto potencial de gravedad que incluya a todos los departamentos.

 

    1. El papel de la formación en la siniestralidad

En cualquier sector de actividad es fundamental realizar el trabajo cumpliendo normas y procedimientos encaminados a garantizar la seguridad y la salud de los trabajadores en su puesto de trabajo.

La formación a todos los niveles en materia preventiva, como se ha visto anteriormente, se convierte en una vía fundamental para sensibilizar sobre los riesgos con el fin de minimizar la exposición y prevenir la materialización de dichos riesgos en accidentes laborales.

En el sector de la construcción la formación en prevención de riesgos laborales tiene un importante desarrollo en el convenio general que busca mejorar la calidad de la formación impartida.

 

    1. El esfuerzo formativo

Según el artículo 19 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, el empresario deberá garantizar que cada trabajador reciba una formación teórica y práctica, suficiente y adecuada, en materia preventiva, tanto en el momento de su contratación, cualquiera que sea la modalidad o duración de ésta, como cuando se produzcan cambios en las funciones que desempeñe o se introduzcan nuevas tecnologías o cambios en los equipos de trabajo. La formación deberá estar centrada específicamente en el puesto de trabajo o función de cada trabajador, adaptándose a la evolución de los riesgos y a la aparición de otros nuevos y repetirse periódicamente, si fuera necesario.

La formación deberá impartirse, siempre que sea posible, dentro de la jornada de trabajo o, en su defecto, en otras horas pero con el descuento en aquélla del tiempo invertido en la misma.

Por lo tanto que los trabajadores reciban formación en materia preventiva supone para la empresa menos horas para la producción pero esto no debe verse como una pérdida de tiempo o económica sino como una inversión. Invertir en esta clase de formación es más barato que no hacerlo. Evitar un accidente laboral supone evitar pérdidas personales y económicas tanto a la empresa como para el trabajador.

Aunque no se dispone de datos detallados al respecto, se puede decir que si una empresa realiza formación en prevención esto repercute en una:

  • Reducción de costes por contratación, bajas y despidos.
  • Mejora el clima laboral.
  • Mejora la motivación y compromiso de los trabajadores.
  • Reducción de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.
  • Reducción del absentismo y el presentismo.
  • Mejora la productividad y competitividad.

Además de todo esto, a nivel social, la empresa fortalece su imagen corporativa mostrándose como una organización segura y saludable.

Como el proceso formativo no sigue una ecuación fija que permita conseguir unos resultados fijos en función del número de horas de formación, las organizaciones han desarrollado un indicador denominado esfuerzo formativo aplicado a la seguridad y la salud en el trabajo,

Su propósito es cuantificar el número de horas y la cantidad invertida en euros por cada trabajador, área, puesto de trabajo, etc. De este modo, es posible estimar si la empresa está siendo proactiva y comprometida con la formación de sus trabajadores a través de la creación de planes formativos y acciones formativas continuadas que contribuyan a una mejora del desempeño de los trabajadores.

Este concepto, lógicamente, desarrolla por completo y en una mayor extensión el concepto de formación mínima en prevención de riesgos, asumiendo que ésta debe integrarse en us sistema de mejora continua.