2. La eficacia y la eficiencia en la formación

Cuando se persigue la consecución de un objetivo, en el mundo laboral suele juzgarse el proceso para alcanzarlo como eficaz, si se ha logrado con éxito en el plazo previsto. Sin embargo, se considera que el éxito es mayor cuando el objetivo no sólo se consigue en tiempo, si no que se logra empleando los mínimos recursos necesarios. En este último caso se suele decir que se ha sido eficiente.

En la actualidad, la etiqueta eficiente evoca en el elemento referido propiedades muy positivas:

  • Conducción eficiente: circulación segura con vehículos con el propósito de minimizar el consumo de combustible.
  • Construcción eficiente: aquella que promueve edificios con medidas que optimizan el consumo de energía, por ejemplo, en climatización, mediante técnicas procedentes del Passivhaus.
  • Gestión eficiente: consiste en el empleo mínimo de recursos, procesos y materias para lograr un producto o servicio evitando desperdicios y elementos superfluos, como sucede en la gestión lean.

Imagen de Austin Distel para Unsplash

Si aplicamos estos mismos conceptos a la formación, encontramos que las intervenciones propuestas en este trabajo van dirigidas a un objetivo muy claro: lograr un desempeño más seguro por parte de todos los integrantes de la organización.

En principio, se asume que esto es posible en el ámbito de la formación mediante la adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes que permitan llevar a cabo el trabajo de forma óptima en lo profesional, con eficiencia y seguridad.

Si bien cabe plantearse si las acciones formaciones que se realizan en materia de seguridad y salud están siendo eficaces y/o eficientes.

Parece que la eficacia se circunscribe al mero cumplimiento formal de las obligaciones formativas: si se ha realizado (o no) formación sobre prevención de riesgos.

Ese hecho es al que se refieren las encuestas y estudios relacionados con la formación sobre seguridad y salud.

La VII Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo (ENCT), del año 2011, recoge información sobre las respuestas de los trabajadores a la pregunta siguiente relacionada con la formación en seguridad y salud:

“En los dos últimos años, ¿ha recibido formación o información sobre los riesgos para su salud y seguridad relacionados con su trabajo?”

Los resultados son los indicados en la gráfica que figura a continuación y que revelan que, pese al tamaño de muestra, sitúan al sector de la construcción en una posición muy elevada respecto a la impartición de formación.

Gráfico sobre existencia de formación e información sobre riesgos en el trabajo (ENCT, 2011).

Gráfico sobre existencia de formación e información sobre riesgos en el trabajo (ENCT, 2011).

 

Si de esos datos extraemos los referidos al sector de la construcción, al filtrarlos por tamaño de la plantilla de la empresa, se obtiene la siguiente gráfica:

Gráfico sobre existencia de formación e información sobre riesgos en el trabajo (ENCT, 2011).

Gráfico sobre existencia de formación e información sobre riesgos en el trabajo (ENCT, 2011).

 

Por tanto, es posible tener constancia de la impartición de acciones formativas en el sector de la construcción, mas no de si esta ha logrado su objetivo de transmitir conocimientos, habilidades y actitudes.

Hoy en día, lo que se pretende de las acciones formativas es dotarlas de una mayor practicidad y flexibilidad, de modo que la valoración respecto a la consecución de los objetivos formativos procede de la adquisición o no de ciertas competencias identificadas como necesarias para el sector.

Esas competencias pueden ser generales o bien circunscribirse a ciertas áreas. Por ejemplo, existen numerosos proyectos desarrollados para el sector de la construcción que contemplan el desarrollo de competencias:

  • Construction Blueprint: enfoque estratégico sobre competencias profesionales en la construcción.
  • H&S Blueprint: enfoque estratégico sobre competencias profesionales en Seguridad y Salud.
  • Construye 2020+: un nuevo impulso para los empleos verdes, el crecimiento y la sostenibilidad.
  • Bus.Trainers: desarrollo de competencias “verdes” para docentes de la industria de la construcción.
  • Upp Games: competencias básicas en Seguridad y Salud para trabajos en altura, mediante minijuegos.
  • Tycon: minijuegos que fomenten las competencias empresariales en el sector de la construcción.
  • NetConVet: red para la innovación futura de las principales competencias en la EFP de la construcción.

De este modo, el planteamiento del presente y del futuro es conseguir alcanzar esas competencias, y hacerlo de forma eficiente, esto es, en el plazo mínimo posible y con el menor empleo de recursos.

Este equilibrio es difícil de alcanzar, pero es imperativo, puesto que en la actualidad se requieren profesionales del sector que puedan satisfacer la demanda de trabajadores cualificados que precisa el mercado.

Quizá con este enfoque basado en competencias se posibilite introducir un control de la eficacia y la eficiencia de las formaciones dirigidas a capacitar a los trabajadores.

Esto, por atractivo que pueda parecer, resulta complejo, pues la adquisición o no de competencias es más difícil que la realización de un curso. Las competencias tienen un reflejo práctico aplicable al trabajo que posiblemente deriven en una observación subjetiva por parte de los supervisores sobre el desempeño, adecuado o no, del trabajador o del equipo sometido a evaluación.

En conclusión, cuando nuestro objetivo sea que la formación formal o informal produzca un efecto profundo en el destinatario de las acciones formativas, debemos enfocarnos en su:

  • Eficacia, entendiendo como ésta que de manera manifiesta se haya producido la transformación deseada. Puede cuantificarse o registrarse de forma sencilla realizando una evaluación continua basada en el cambio producido durante la intervención y tras su realización. Puede aplicarse un cuestionario en dos fases; antes y después de la intervención, de modo que incorpore elementos que permitan detectar conocimientos y actitudes mediante la incorporación de situaciones sin una única solución, que permitan al trabajador plasmar sus propias convicciones.
  • Eficiencia, entendiendo por ello que se pretende lograr el objetivo anterior con un despliegue óptimo de medios para la intervención. En ese camino quizá la clave se encuentre en entender la formación como un proceso donde se controlen todas las etapas y se pretenda una continua mejora y ajuste de las actuaciones, así como su adaptación al contexto y a los trabajadores. De ese modo se podrá determinar qué acciones funcionan en cada circunstancia y lograr esa transformación. No siempre es necesario un gran despliegue de medios formativos, por ejemplo, con realidad virtual, cuyo coste es elevado, para captar la atención de los trabajadores y provocar un cambio de actitudes.